María Anna Sofía Cecilia Kalogeropoulos, María Callas, fue la más importante cantante de ópera de la segunda mitad del siglo XX, transformó el bel canto originando una escuela tras de sí.
La gran fuerza lírica de María residía en que transmitía la tragedia de su vida a través de su interpretación, proyectaba una imagen de seguridad y de felicidad públicamente que no se ajusta a su desdichada vida personal.
Su madre, le exigió durante toda su vida, alcanzar la perfección artística, despreciándola, por su aspecto, y acusándola de su pésima calidad como cantante. Durante toda su vida y por este motivo, le persiguió la sensación de desamparo, de falta de cobijo en donde refugiarse.
Sus desaires eran continuados, no controlaba su genio, podía abandonar un espectáculo antes de que se iniciara, pero cuando interpretaba toda la pasión arrolladora que constituía su vida se desbordaba en sublimes notas harmónicas de una delicada y elegancia sublime.
Las relaciones familiares de María no se debían a la consanguinidad, en su médico, peluqueros y personal a su servicio encontró el afecto que le denegó su familia.
Su personalidad arrolladora, y una operación en la que se le introdujo una solitaria envuelta en un pedazo de miga de pan, le permitieron perder cincuenta kilos convirtiéndola en una mujer de belleza magnética y envolvente. Esta operación fue necesaria, ya que, peligraba la eficacia de sus cuerdas vocales.
Su relación con el controvertido millonario Aristóteles Onassis, fue destructiva, pasional, visceral, vehemente, y al unísono tierna, amistosa de complicidad y para ambos de una gran dependencia emocional. Aristóteles y su conservadora imagen internacional no podía contraer matrimonio con la que había sido su amante durante tantos años, para enfatizar su poder se casó con la interesada Jackie Kennedy que no pudo esperar ni a que fuera enterrado para reclamar su herencia.
María, debido a su delicada operación y a este terrible desamor contrajo una afección cardíaca que acabo por arrastrarla a la muerte.
Este personaje, es el prototipo de persona a la cual no osaría enjuiciar porque vivió la vida con una pasión, quizás difícil de comprender para una mente pragmática quizás con una intensidad asfixiante pero cuando la escuchamos elevada, solemne inmersa en las notas de la compleja y profunda obra wagneriana sólo podemos admirarla y permitir que toda ese torrente de emociones, nos penetre, nos trastorne, nos consuma….nos deleite.
DEDICADO CON CARIÑO, A MI TÍA, MONTSE LÓPEZ ALONSO
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