domingo, 3 de abril de 2011

MANIFIESTO DE SENECA FALLS: DECLARACIÓN DE SENTIMIENTOS

El primer manifiesto feminista que reivindica los derechos de las mujeres se plasma en un documento denominado “Manifiesto de Seneca Falls o Declaración de sentimientos” impulsado por Lucrettia Mott y Elizabeth Cady Stanton en 1848.
Las mujeres amparándose en la “Declaración de Independencia” norte-americana reivindican sus derechos a participar en el ámbito político, feudo históricamente desarrollado, exclusivamente por los hombres.
Los antecedentes que propiciaron la elaboración de este documento, los encontramos en la lucha de los grupos anti-esclavistas femeninos, ambos sometidos a la voluntad del hombre blanco y en clara contraposición  con los derechos de la Constitución a la “inalienable búsqueda de la libertad de espíritu”.
Este documento se redactó en aras a la transformación social y política, colaborando en su elaboración  treinta hombres y setenta mujeres.
El contenido del mismo establece que la felicidad de la mujer  se halla en un nivel superior a cualquier derecho natural atribuido al hombre.
Las leyes no pueden ni deben impedir que la mujer ocupe en la sociedad la posición que le dicte su conciencia.
El hombre se considera intelectualmente superior a la mujer e inferior moralmente, por tanto es la mujer la que debe oficiar las reuniones religiosas.
La virtud y delicadeza consideradas como características femeninas, deben de ser exigidas al hombre, y cualquier quebrantamiento de la ley ser juzgado con el mismo baremo.
La mujer debe de abandonar la actitud complaciente y acomodada que le impide tomar una determinación en la vida, por tanto si se forman sus propias opiniones se encontrarán en condiciones de apelar a su derecho al voto.
De todas las mujeres que participaron en articular este revolucionario documento, tan solo una, Charlotte Woodward, presenció las primeras elecciones presidenciales en la que la mujer pudo ejercer su derecho al voto en 1920.

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