Magdalena Carmen Frida Kahlo, mexicana, de padre judío, se erigió como la pintora más importante del siglo XX que encuadra a la iconografía de su país. La experiencia vital, centra la temática de su obra, azarosa, lúgubre, tormentosa, resquebrajada pero luminosa.
Toda su vida, sufrió unos dolores físicos y emocionales fortísimos condicionando su concepción del mundo. Enfermó de poliomielitis dejándole como secuelas una leve cojera y un accidente de autobús le desquebrajo su columna vertebral.
Los retazos de vida los pinta mediante la técnica del autorretrato, deshecha las corrientes del Surrealismo europeo, e introduce el colorido y la cosmogonía mágica del folklore mexicano. La reproducción de su rostro aunque descriptivo en lo trágico se equilibra con la fuerza de colores fuertes, desolación, sí, porque es un dolor personal, intransferible, pero desesperanzador, no, porque se encaja dentro de la vida con todas las connotaciones de pasión que el universo propone.
Diego Rivera, muralista por antonomasia, rebelde combatiente del sistema, se convirtió en su marido a pesar de duplicarle en edad. La introdujo en un mundo ausente de convencionalismos sociales, de transgresión de valores contemporáneos, comunista, sí pero no dogmático lo que comportó la expulsión del mismo. Su relación muy visceral y pasional se basó en la inestabilidad, los celos, la posesión y la infidelidad pero jamás en la deslealtad ni personal, ni profesional. Viajaron a los Estados Unidos, en donde Frida se inicia en la homosexualidad, la mayoría de sus relaciones sexuales a partir de ese momento fueron con mujeres. A ella le reportaban una satisfacción concupiscente de éxtasis infinita y paradójicamente la sumía en un sentimiento muy cercano a la maternidad por su incapacidad para gestar un embarazo.
Chavela Vargas fue una de sus múltiples amantes femeninas, para Frida tan sólo fue una experiencia más de sensualidad artística y erótica pero para la grandísima Chavela significó el conocimiento del amor en su estado más profundo, más grandioso y sublime. Una de las canciones más bellas que hablan de la secuencia amorosa, y física que sucede tras la fusión de dos cuerpos, la escribió Chavela inspirándose en los sentimientos que le suscitaba su relación con Frida: “ Amanecí otra vez, entre tus brazos, y desperté llorando de alegría, me cobije la cara con tus manos, para seguirte amando todo el día, te despertarte tú ,casi dormida, tú me querías decir no sé qué cosa, pero callé tu boca con mis besos, y así pasaron muchas, muchas horas, cuando calló la noche apareció la luna y entró por la ventana, que cosa más bonita cuando la luz del cielo iluminó tu cara, yo me volví a meter entre tus brazos, tú me querías decir no sé qué cosa pero callé tu boca con mis besos y así pasaron muchas, muchas horas.
DEDICADO A INMA RODRÍGUEZ Y A ENRIQUE NIETO ACERO